Siempre, en todo, tiene que haber un pionero que se atreva a romper con las normas y cánones predominantes y a marcar un nuevo camino o, en otros casos, definir nuevas tendencias a seguir. Esto ocurre también en literatura. Por ejemplo, hablar de fábulas y del paso al mundo contemporáneo de la literatura y las letras en general es hablar de Félix María Samaniego. Por eso hoy daremos un repaso a Las fábulas de Samaniego más famosas y resúmenes.
Si por algo destacan las fábulas de Samaniego es por la originalidad de su época, pero no es esto lo único que las ha hecho perdurar en el tiempo, sino el hecho de que estas historias, tan modernas para su época, se hayan convertido en excelentes herramientas educativas para inculcar a los más pequeños importantes valores, algo que no tiene fecha de caducidad, ni tampoco conoce de barreras geográficas.
Leer las fábulas de Samaniego es una agradable manera de que los niños aprendan divirtiéndose y asimilen valores al tiempo que desarrollan la imaginación y abren sus sentidos hacia la solidaridad, la sinceridad, o el respeto. Todos ellos imprescindibles para construir una sociedad saludable y próspera.
Dicho todo esto, seguro que tanto si tienes niños como si no, estarás deseando de conocer más en profundidad las fábulas de Samaniego. Hagamos un repaso por las más famosas.
El ciervo y las bueyes
Cuenta la historia de un ciervo que, en plena batida, consigue escapar y busca refugio en el establo de un buey. Este le advierte de que allí está en peligro porque los hombres le encontrarán, pero el ciervo, muy cansado, necesita descansar antes de continuar la huida. Logra pasar desapercibido y ver amanecer el día, e incluso burlar a los cuidadores cuando llegan a dar de comer al ganado.
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Pero la suerte se le termina cuando, ya sintiéndose seguro, es el amo quien entra. Este se da cuenta de que el ciervo está allí y reprende a los mayorales.
Aunque el protagonista haya sido el ciervo y, seguro que a los niños les atraen los animales, pero la moraleja de esta fábula es que nadie mejor que el amo es quien cuida de su ganado, y visto queda en que los mayores estuvieron trabajando el establo y no se percataron de la presencia del ciervo, y sin embargo bastó una ojeada del amo para verlo.
Tiene otra moraleja más esta fábula del ciervo y los bueyes de Samaniego, y es que nunca hay que buscar refugio en casa del enemigo.
El león y la zorra
Cuenta esta fábula que un león se hallaba viejo y enfermo debido a que no era capaz de cazar con acierto como en sus tiempos de juventud. De este modo y, a la desesperada por encontrar un bocado que llevarse a la boca, no se le ocurre otro modo más sencillo de llevar a cabo su cacería que anunciar que estaba enfermo y pedir que los animales fueran a visitarle para darle su último adiós.
Pero ¡y tanto lo del último adiós! Pero no por motivo de muerte del león anciano, sino porque animal que entraba a palacio, ya no salía de allí.
A esto que un día le visita una zorra que muy discretamente y prudente no se atreve a acercarse al león, ni siquiera tras la insistencia de este. Pero la zorra, más lista, le responde que «por donde no se sale, no se debe de entrar», relacionando este consejo con todos los animales del reino animal que se sabían acudido a ver al león y nadie más volvió a saber de ellos y, también, por las huellas de pisadas que van hacia el interior, pero no de regreso.
Esta fábula del león y la zorra es un canto a la prudencia. Porque esta muchas veces es una virtud que nos permite salir airosos de muchas circunstancias nefastas.
La tortuga y el águila
La fábula de la tortuga y el águila es otro cuento con moraleja en el cual una tortuga terca insiste al águila que la enseñe a volar. Esta la previene de que su naturaleza no la hizo para altos vuelos y que debe disfrutar de su condición terrestre, y de cazador lento. Pero la tortuga insiste e insiste. Hasta que el águila finalmente la sujeta y la arrastra por los cielos para que la tortuga logre su sueño de verse volando.
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Pero como todo lo que sube baja, y lo que tanto buscó la tortuga era una imprudencia, el águila deja caer a la tortuga desde lo alto, la cual como no puede volar termina estrellándose contra el suelo.
¿Moraleja? Hay que respetar los consejos del prudente y no desprestigiarlo, porque todo acto tiene consecuencias.
El labrador y la providencia
En la fábula del labrador y la providencia un labrador está descansando mientras contempla el paisaje de su campo. Se siente satisfecho, sin embargo, le gustaría que su tierra diese otra clase de frutos más suculentos y grandes.
Llegado a este punto, una bellota cae del árbol, del cual previamente había maldecido su mala suerte porque no diese melones u otros frutos más gordos en lugar de pequeñas bellotas. La bellota en su caída le golpea la nariz, y entonces se da cuenta el labrador de que si en vez de caer sobre su nariz una bellota hubiese sido un melón, las consecuencias habrían sido negativas.
La moraleja es que cada bien tiene su sitio, de modo que si los melones están en tierra y no en árboles, es porque su sitio seguro es este y no otro.
Estas son solo algunas de las fábulas de Samaniego, pero hay otras muchas que cuentan escenas divertidas y llenas de mensajes.
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