El romanticismo es una forma de ver la vida donde la sensibilidad se lleva a su extremo. Pero supone un movimiento cultural que fue impactante en su época y que todavía hoy nos sigue dejando huella. Para que lo comprendas bien, hoy queremos hablarte acerca de El romanticismo literario español. Conoce:
- Qué es el romanticismo literario español
- Las características del romanticismo
- Qué es el costumbrismo
- Principales autores del romanticismo literario español
¿Qué es el romanticismo literario español?
En el mundo de la literatura, el Romanticismo fue un movimiento cultural que se produce al final del siglo XVIII, pero que no termina de establecerse del todo en la cultura, hasta el siglo XIX y partiendo de varios países europeos.
El romanticismo en España es tardío y breve ya que el realismo tuvo mayor fuerza y predominó desde mediados del siglo XIX. Así que podríamos considerar que el romanticismo literario se desarrolla desde en la primera mitad del siglo XIX y el posromanticismo hasta la década de los 70 del siglo XIX.
Se pueden considerar dos tipologías en la literatura: el romanticismo tradicional y el liberal. El romanticismo tradicional defiende valores tradicionales normalmente asociados a la Iglesia y a la Patria. Y el romanticismo liberal o revolucionario se apoya en el historicismo y la dialéctica hegeliana.
Esta corriente, fue impulsada por un tipo de literatura, a la que entonces se le consideró literatura romántica y que impulsó esta generación.
¿Cuáles son las tendencias del Romanticismo?
La rebeldía y las ideas más revolucionarias marcan el Romanticismo español que a su vez aboga por regresar a la tradición católica y monárquica.
Los autores del Romanticismo dejan claro con sus testimonios, a través de revistas como El Artista (1835), El Renacimiento (1847) o el Semanario Pintoresco (1847) que debe darse a conocer, una concepción organicista de la historia (muy influenciada por el filósofo alemán Johann Gottfried von Herder), defendiendo la literatura cristiana.
Se exaltan tres valores principales que son: el Cristianismo, el Trono y la Patria. Dentro de esta tendencia del Romanticismo tradicional podemos mencionar nombres europeos como Walter Scott, en Inglaterra o Chateaubriand en Francia, pero también el Duque de Rivas y José Zorrilla en España.
Estos dos últimos autores se basan sobretodo en la ideología de la Restauración, que surge tras la caída de Napoleón Bonaparte, y en la que se apela por la defensa de los valores tradicionales representados por la Iglesia y el Estado.
Por otro lado, existen también románticos que combaten el orden de los establecido, tanto en religión, como en el arte y sobre todo en la política. Son estos los que abogan por los derechos del individuo frente a la sociedad y las leyes. Son los representantes del Romanticismo revolucionario o Romanticismo liberal entre los que encontramos autores como José de Espronceda, así como Víctor Hugo, en Francia, y Lord Byron, en Inglaterra. Para estos autores, el romanticismo debe apoyarse en pilares como: la búsqueda y justificación del conocimiento irracional hasta ahora negado por la razón, la dialéctica hegeliana y el historicismo.
Más del Romanticismo:
¿Qué es costumbrismo?
La tendencia costumbrista que se generó a raíz del romanticismo puso el foco en aquellos hábitos que eran más contemporáneos pero sobre todo desde la perspectiva de la clase popular, expresándose en lenguaje llano y puro.
Entre los autores costumbristas, destaca de manera especial Mesonero Romanos.
El costumbrismo representa además la melancolía de los valores y costumbres del pasado, hecho que generó su propia decadencia y cuando el movimiento se aburguesó dio paso al Realismo.
Este es el marco histórico del Romanticismo
La primera mitad del Siglo XIX es el periodo histórico en el que podemos enmarcar el Romanticismo, caracterizado además por ser un periodo de gran tensión política. Estamos en unos años en los que los conservadores reclaman sus privilegios, mientras liberales y progresistas los intentan eliminar.
Por otro lado, se produce un auge del secularismo, viéndose afectada la masonería mientras que a su vez, nuevas ideas de los librepensadores y seguidores del filósofo alemán Karl Christian Friedrich Krauss, atacan al pensamiento católico más tradicional.
La clase trabajadora se manifiesta con protestas anarquistas y socialistas pero no solo con huelgas, sino también con atentados, mientras la industria y la cultura están en auge en Europa: algo de lo que se aleja España que parece estar menos desarrollada.
¿Cuáles fueron las características del romanticismo literario?
Se rechaza el Neoclasicismo
Este abandono del Neoclasicismo se traduce en una mezcla del verso y la prosa o la alternancia de lo cómico y lo dramático en el teatro.
Surge un nuevo lenguaje
Aparece un nuevo estilo más enfático y expresivo con el uso de las formas, exceso verbal e ironías. Aparece un vocabulario romántico con el uso de expresiones como «sonrisa infernal», «gasas transparentes», » profundos fosos», «maldición»…
La imaginación y la fantasía son fundamentales
Al huir de la realidad, el autor romántico crea sus propios escenarios, irreales y fantasiosos. Huyendo de la realidad crea espacios idílicos, propios de cuentos de hadas, creando sus propias escenas fantásticas muy lejanas de la realidad.
La Emociones siempre están presentes
Para el autor romántico su obra es una proyección de sus sentimientos, un espejo que refleja su propio interior.
Rebeldía
El autor del romanticismo se siente incomprendido y, por eso, se rebela contra la sociedad. Rechazan las normas y las reglas establecidas ya que solo se rigen por sus propios sentimientos.
Temas románticos
Subjetivismo, amor y sentimientos, ansia de felicidad y posesión de lo infinito, naturaleza e historia, la religión, conflictos sociales, rechazo de la vida y culto a la muerte (tumbas, cementerios, almas, espíritus…). Pesimismo y atracción por lo nocturno y misterioso. El autor romántico utilizará en sus obras como temas principales:
Leyenda: El autor romántico revisa tanto las tradiciones como el folklore. El periodo más utilizado por los escritores románticos es la Edad Media. Una época llena de mitos y leyendas donde los caballeros, princesas, reyes o héroes son los principales protagonistas.
El Amor: pero visto no como felicidad, sino como sufrimiento. El amor como algo imposible de alcanzar que habitualmente acaba en tragedia, un amor que consigue conmover al lector por su extrema sensibilidad.
Muerte: La muerte es el medio por el que el autor se libera del dolor y del sufrimiento del amor no correspondido o el amor de tragedia. Tanto es así que mucho de los poetas románticos finalizaron su existencia con el suicidio.
La religión: Siempre vista desde el sentimiento del romántico. El autor romántico se revela contra Dios, le hace responsable de todo el sufrimiento que siente el autor e incluso del dolor y sufrimiento que vive la humanidad.
Temas políticos: Los autores románticos potenciaban el nacionalismo, buscaban un mundo libre, justo y alejado del absolutismo imperante. Los temas sociales también eran recurrentes donde se buscaba la liberación del pueblo, oprimido y reprimido.
El “yo” antes de todo
Hay un fanatismo desenfrenado por la superación del mundo a través del «yo», en donde el hombre se va a aislar de forma consciente para poder pensar y dejar aflorar todos sus sentimientos de manera natural en la soledad. Allí nacerán el sufrimiento, el dolor y la propia pasión que el autor va a reflejar en todos sus textos y obras. Es por eso que la razón queda desplazada por todos los sentimientos generales. Esto lleva a otra característica propia de este movimiento como lo es el Irracionalismo.
La fantasía forma parte haciendo mucho hincapié en un género nuevo como, por ejemplo, lo fue el terror.
Libertad
El héroe de todas las historias es una persona libre, muy rebelde en donde se rechazan todas las reglas establecidas.
Idealismo
Nace la idealización del mundo. La idealización lleva al inconformismo y la añoranza de un mundo perfecto que nunca se alcanza.
Naturaleza
La naturaleza toma una especial importancia para los románticos ya que los une con la vida y hace que sus estados de ánimo en general cambien o se asimilen a esta.
Estas fueron las primeras manifestaciones del romanticismo literario español
Las primeras manifestaciones del Romanticismo español, se encuentran en Andalucía así como en Cataluña, a través de la revista El Europeo.
En Andalucía el movimiento aparece por primera vez a través del cónsul de Prusia en Cádiz, Juan Nicolás Böhl de Faber, quien era padre de la novelista «Fernán Caballero» (que era el pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber y Larrea), el cual publicó en el Diario Mercantil gaditano (entre 1818 y 1819), una serie de artículos en defensa del teatro español del Siglo de Oro (que estaba siendo atacado por los neoclasicistas).
La revista El Europeo, publicada en Barcelona entre 1823 y 1824, sirvió de base para dar voz al romanticismo literario en Cataluña. La revista fue lanzada por dos redactores italianos, uno inglés y los catalanes Bonaventura Carles Aribau y Ramón López Soler. En ella se negaban los valores del neoclasicismo haciendo una clara defensa del Romanticismo moderado y tradicionalista a partir de los escritos de Böhl.
Estos fueron los escritores románticos españoles
En el romanticismo literario español predominan la novela, la leyenda y el drama histórico. Aquí te dejamos una muestra de algunos de los escritores románticos españoles.
José de Espronceda
Nacido en Almendralejo en 1808, es considerado el escritor más representativo de la primera etapa del romanticismo español. Murió a la edad de 34 años a causa de la difteria. Algunas de sus mejores obras son El estudiante de Salamanca, Canción del pirata, o muchos de los poemas cortos que aparecen en su obra Canciones.
Antonio Trueba
Fue otro conocido escritor del romanticismo español que cultivó la novela histórica. También le llamaban Antón el de los cantares. Además de Novela histórica también cultivó otros géneros, como la costumbrista o las leyendas. Algunas de sus mejores obras son Libro de Cantares (1852), Paloma y halcones (1865), El gabán y la chaqueta (1872), La azotaina, Tradición del siglo XVI, o La novia de piedra.
Mariano José de Larra
Uno de los escritores más conocidos del romanticismo español, junto con Bécquer, Espronceda o Rosalía de Castro. Larra fue un febril escritor que destacó por su ironía, mordacidad y capacidad crítica en todo tipo de escritos, ensayos y artículos periodísticos. Entre sus artículos más conocidos están «Vuelva usted mañana», «El castellano viejo» o «El casarse pronto y mal». Entre sus novelas, destacamos «El doncel don Enrique el Doliente» y «Hernani» o «El honor castellano».
Ángel de Saavedra, Duque de Rivas
Conocido escritor, poeta, dramaturgo y político del romanticismo español, que además ostentaba el cargo de Duque. Llegó a ser presidente del gobierno durante dos días. La más famosa de sus obras es Don Álvaro o la fuerza del sino (1835).
José Zorrilla
Es un poeta y dramaturgo español que cultivó todos los estilos de la poesía: épico, lírico y dramático. También destacó sobremanera como dramaturgo, con obras tan conocidas como Don Juan Tenorio, El zapatero y el rey, El puñal del godo y Traidor, inconfeso y mártir.
Gustavo Adolfo Bécquer
No tuvo gran éxito en vida y solo tras su muerte se reconoció su impresionante talento. Algunas de sus obras más emblemáticas son sus Rimas y Leyendas, Cartas desde mi celda o Libro de los gorriones.
Nos encontramos con unos versos sencillos, sin tanta retórica, que hacen que el lector conecte directamente y de forma íntima con la profundidad de los sentimientos de Bécquer, sin la necesidad de intentar adivinar qué es lo que quiere decir. Junto con Rosalía de Castro se le considera el precursor de la poesía contemporánea.
Son muy recomendables sus Rimas y Leyendas. De lectura fácil y sencilla, cuenta historias cortas, sencillas y de misterio o fantasía que enganchan en seguida. Algunas de ellas son: El Miserere, La Corza Blanca, El Monte de las ánimas, Maése Pérez el organista.
Rosalía de Castro
María Rosalía Rita de Castro fue una novelista y poetisa gallega nacida en Santiago de Compostela. Fue una mujer que no gozó de salud, nacida en una familia noble pero fue una hija ilegítima y ese descubrimiento la impactó muchísimo. Se casó con Manuel Murguía, historiador, escritor e impulsor del Rexurdimiento gallego junto a ella, con quien tuvo siete hijos pero tuvo que enterrar a dos, lo que fue un golpe durísimo para ella. Al poco de ser madre de su primera hija fallece su madre, lo que fue descorazonador.
Fue precursora del uso del gallego a un nivel oficial, pues antes ningún literato escribía en gallego sus obras y con ella esta lengua adquiría un peso fundamental a todos los niveles.
Tres de sus libros de más importantes son Cantares gallegos (1863), Follas novas (1880) y en las orillas del Sar, todos ellos poemarios donde habla de Galicia de una forma íntima, nostálgica pero también denunciando la pobreza que sufrían los campesinos, lo duro que era vivir fuera de la comunidad, el dolor de la emigración, el amor por la tierra gallega.
A su vez, además de la «saudade», la soledad y la inquietud que nos encontramos en muchos versos, tanto en su obra poética como narrativa nos encontramos con el existencialismo y la espiritualidad. Se la considera, junto a Gustavo Adolfo Bécquer, como representante del Romanticismo tardío y precursora de la poesía española moderna y del existencialismo. Su forma de escribir y de sentir fue fuente de inspiración para poetas como Machado o Juan Ramón Jiménez.
Augusto Ferrán
Augusto Ferrán y Forniés vivió por y para su obra, poco ponderada en el siglo XIX pero con una presencia entre los más grandes que no hace sino aumentar con el paso del tiempo. Este madrileño aprovechó la acomodada situación familiar para expandir horizontes culturales, viajando a París y a Munich, donde se vio influido, de forma definitiva, por la poesía de Heinrich Heine y las obras de Schubert y Schumann. Sí, entre Francia y Alemania, fue ésta última la que marcó a Augusto Ferrán y su devenir literario.
Es más, tras volver a España en 1859, por el fallecimiento de su madre, decidió dar a conocer la lírica germánica, fundando El Sábado, una revista cultural que se estrelló de forma estrepitosa. No obstante, ahí conoció a Julio Nombela quien, un año más tarde, le presentó a Gustavo Adolfo Bécquer, con quien trabó una sincera amistad y con quien compartía gusto literario. De hecho, Bécquer ayudó a Augusto Ferrán a convertirse en la voz de Heinrich Heine en España.
Su obra más reconocida, La Soledad (1861) coincidió con todo este proceso de exploración de nuevas amistades. En ella, Ferrán recuperaba cantares populares de la lírica tradicional. Sus temáticas más recurrentes eran la soledad, la lucha de clases, el tiempo y, el amor.
Esteban Echeverría
El gran José Esteban Echevarría es, ha sido y será uno de los grandes nombres del romanticismo hispanoamericano. El autor era un socialista reconocido y comprometido.
A lo largo de su vida, le tocó vivir tres hechos históricos en su Argentina natal: la Revolución de Mayo, la época federal de Juan Manuel de Rojas y el renacer ilustrado que lideró Bernardino Rivadavia. Todo coincidió con su época formativa y su adolescencia, lo que marcó su obra por los restos.
De hecho, en Buenos Aires alcanzó fama y reconocimiento a nivel nacional, con su poesía romántica. A pesar de ello, no se libró de un exilio que pasó en Montevideo (Uruguay), donde toda su vida cambió y terminó de forma radical. Los laureles y parabienes porteños, dejaron paso a la más absoluta pobreza y anonimato. Morirá en Uruguay, en 1851, con tan sólo 45 años y sin poder volver a su Argentina amada para despedirse de ella.
Manuel José Quintana
Como era habitual a finales del siglo XVIII, muchos poetas alternaban la literatura con la política. Manuel José Quintana no iba a ser menos. Su formación neoclásica le hizo abrazar la ilustración de sus contemporáneos, a la vez que luchaba por la independencia, tras la invasión de Napoleón.
Era un autor de extremos. Extremos que se veían reflejados en sus obras, donde las cuestiones sociales, humanitarias y políticas tenían un protagonismo tangible.
Formó parte de la Real Academia Española de la Lengua desde 1814 hasta su fallecimiento en 1857.
Antonio Ferrer del Río
Alguien que firma algunas de sus obras como El Madrileño, es que se siente profundamente orgulloso de sus raíces. Antonio Ferrer del Río lo estaba, así como también lo estaba de considerarse un romántico multidisciplinar. Y es que el autor, además de literato, ejerció de historiador y periodista. De hecho, no sólo formó parte de la Real Academia de la Lengua Española, sino que hizo lo propio en la Real Academia de Historia.
El poeta pasó una temporada en La Habana durante su juventud, donde ejerció como periodista y se vio influido por las formas caribeñas. De vuelta en España, resulta curioso su interés en el refranero español, al que califica como condensador de la historia del país. Un país al que criticó abiertamente en El Diputado a Cortes, obra en la que frivoliza sobre las constantes revoluciones en el país, criticando el funcionamiento de la Administración, los políticos y sus discursos vacíos y banales. La política fue uno de sus temas recurrentes.
Nicomedes Pastor Díaz
Nicomedes Pastor Díaz se dedicaba a la política. Fundó periódicos como El Heraldo y El Sol, en los que se posicionó, de forma clara e indisimulada, del lado de la corona, ostentada en ese momento por Isabel II. Obviamente, los servicios le fueron agradecidos con un Ministerio como el de Comercio y Obras Públicas a mediados del siglo XIX.
Redactó miles de artículos políticos pero también abrazó el romanticismo. Ahora, fue la novela De Villahermosa a la China la que le dio mayor fama y gloria. A destacar también De las novelas en España, donde defendía el Romanticismo como si fuera suyo o Del movimiento literario en España, uno de sus artículos más críticos con algunos autores contemporáneos de su época.
Como miembro relevante de la RAE, ésta le publicó todas sus obras en seis volúmenes, tres años después de su fallecimiento en 1863.
Gaspar Núñez de Arce
Núñez de Arce fue un personaje polifacético en la época del romanticismo español. Nacido en 1834, en tierras de Valladolid, fue escritor y político.
A pesar de que llevaba sobre sus hombros el deseo de de sus padres de ser clérigo, decidió fugarse para vivir de las letras. Llegó a fundar el periódico El Bachiller Honduras y ya en 1849 estrenó su primera obra de teatro en Toledo. Su acercamiento a la política está relacionado con que fue cronista de la Guerra de África (1859-1860), lo que le llevó a estar recluido en prisión por sus críticas a la política.
En cuanto a sus escritos encontramos que también ha tocado una gran variedad de géneros: poesía, teatro, poesía narrativa y narrativa.
En su caso, a lo largo de su escritura podemos ver cómo pasó del romanticismo al realismo literario, una evolución que resulta muy interesante en sus lecturas. Su poesía se caracteriza por ser sencilla, con un gran predominio de los sentimientos y el ritmo en sus versos.
Francisco Martínez de la Rosa
Martínez de la Rosa también fue un hombre polifacético en su carrera, llegando a destacar como diplomático, político, dramaturgo y poeta. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, de la Real Academia Española y la Real Academia de la Historia. A su vez, cuenta con un gran cantidad de distinciones tanto nacionales como internacionales.
Nació en 1787 en Granada y a los 12 años ya ingresó en la universidad de dicha ciudad para estudiar Jurisprudencia. Llegó a escribir en El español y fundó el periódico El diario de Granada en 1808.
Su legado literario, formó parte de la primera generación del Romanticismo. Escribió poesía, ensayo y teatro, siendo éste último donde destacó con su obra «La conjuración de Venecia». Otras obras que os pueden resultar interesantes son: «Amor de padre», «La boda y el duelo», «Doña Isabel de Solís, Reyna de Granada», «El español en Venecia o La cabeza encantada, «La viuda de Padilla».
Antonio García Gutiérrez
Nacido en 1813, en Chiclana de la Frontera, García Gutiérrez fue otro de los escritores que pertenecen al Romanticismo literario y que tenía una estrecha relación con otros escritores del movimiento, como Larra, Espronceda y Ventura de la Vega, entre otros. En 1862 se convirtió en miembro de la Real Academia Española.
Sus estudios estaban dirigidos hacia la medicina pero no llegó a terminarlos para iniciarse en la literatura. El género en el que más destaca es el teatro y una de sus obras más célebres fue «El trovador» que fue fuente de inspiración para que Verdi escribiese la pera “Il trovatore”.
Otras obras destacables son las zarzuelas “El grumete” y “La vuelta del corsario” que contaron con la música de Emilio Arrieta, o su poema “¡Abajo los Borbones!” que causó una gran sensación.
Manuel Bretón de los Herreros
Nació en 1796 en Madrid y al poco tiempo se alistó como voluntario en la Guerra de la Independencia (1812) e hizo carrera durante 10 años. Fue miembro de la Real Academia Española y trabajó la escritura desde muchas vertientes, siendo también periodista y crítico literario.
Tuvo un estilo muy propio personal que hizo que, a pesar de estar en pleno Romanticismo español, mantuviese una forma de escribir muy suya, como la comedia al estilo de Moratín.
El teatro es uno de los géneros donde más destaca, con una escritura sencilla y cuidada que mantiene en vilo a los espectadores, tendiendo a escoger los conflictos triangulares. Un hombre con una capacidad asombrosa para crear una gran variedad de personajes.
Escribió 103 obras originales que van desde comedias a dramas románticos, melodramas, dramas históricos, entre otros. Su poesía se mantiene más cerca del Neoclasicismo y como crítico se mantiene entre el Romanticismo y el Neoclasicismo.
¿Quiénes fueron los poetas anti románticos?
También a este movimiento podemos asociar aquellos autores que eran contrarios es decir, los poetas anti románticos. Entre los que surgieron, dos son los nombres destacados.
Ramón de Campoamor
(Navia 1817 – Madrid, 1901), gobernador y parlamentario de ideología moderada. Campoamor destacó con su obra Poética , en la que declara su objetivo de alcanzar un «arte de las ideas», con el fin de que la poesía pudiera tener un argumento que estuviera claramente definido. Otra de las obras en las que intentó plantear este ideario fue Humoradas , así como en las Doloras y en los poemas de los Pequeños . Las humoradas consistían en pequeños poemas que escribía para los álbumes de recortes de sus amigos.
En las doloras las ambiciones de Campoamor son de carácter filosófico, mientras que en Pequeños poemas , que se compone de 31 poemas cortos, Campoamor explica al detalle las trivialidad que esconde el alma femenino. Los románticos y sobre todo, el pensamiento modernista ve en Campoamor a un antipoeta, debido a su ideario y forma de pensar cruda y banal.
Gaspar Núñez de Arce
(Valladolid, 1834 – Madrid 1903). Como Campoamor, fue gobernador y parlamentario, así como ministro. Entre sus obras destaca la obra de teatro El haz de leña , en la que se narra la extraña muerte de don Carlos, hijo del rey Felipe II de España. En cuanto a su obra poética, las más importantes son La última lamentación de lord Byron , que se compone de un soliloquio alrededor de las miserias del mundo, el que existe un ser que es superior y omnipotente, así como aspectos de la política. También escribió La visión de Fray Martín en la que el autor representa a Martín Lutero que observa desde una roca aquellas naciones que le siguieron.
Prerromanticismo en la Literatura española
Previo al romanticismo se gestó el llamado prerromanticismo. Fue de hecho, el movimiento cultural en Europa desde alrededor de la década de 1740 en adelante. La principal de estas tendencias fue un cambio en el gusto público que se alejaba de la grandeza, la austeridad, la nobleza, la idealización y los sentimientos que tanto se habían resaltado en el neoclasicismo o el clasicismo, de modo que se llegara a un modo de expresión que fuera más sencillo y natural, y también más sincero.
Este nuevo énfasis reflejó en parte los gustos de la creciente clase media, que consideraba que las formas de arte refinadas y elegantes patrocinadas por la sociedad aristocrática eran artificiales y demasiado sofisticadas; la burguesía favoreció vehículos artísticos más realistas que eran más accesibles emocionalmente.
Uno de los precursores intelectuales más importantes que marcaron el periodo previo al romanticismo fue el filósofo y escritor francés Jean-Jacques Rousseau . Este autor se esforzó por hacer hincapié en la libre expresión de las emociones en lugar de la moderación cortés en la amistad y el amor, repudió la elegancia aristocrática y reconoció las virtudes de la vida doméstica de la clase media, y ayudó a abrir los ojos del público a las bellezas de la naturaleza.
Rousseau introdujo el culto del sentimiento religioso entre las personas que habían descartado el dogma religioso e inculcó la creencia de que el desarrollo moral se fomentaba experimentando simpatías poderosas. También introdujo la idea de que la libre expresión del espíritu creativo es más importante que el estricto cumplimiento de las reglas formales y los procedimientos tradicionales.
En España, el prerromanticismo, se desarrolla entre los años 1780 y 1890. El periodo del prerromanticismo español está marcado, por autores como Meléndez Valdés, Cienfuegos y Sánchez Barbero, aunque fue Jovellanos su más famoso antecedente.
De todos ellos, se dice que el mejor representante del prerromanticismo sería el madrileño Nicasio Álvarez Cienfuegos (1764-1809), periodista y seguidor precisamente de Meléndez Valdés -liberal y abiertamente opuesto al gobierno español de José Bonaparte. Murió en el exilio, enfermo de tuberculosis.
Su poesía se inicia con las composiciones habituales de la lírica rococó, posiblemente influidas por Meléndez Valdés. Inmediatamente después de esto, la nostalgia aparece como tema, junto con ideas prerrománticas. En la última década del siglo, abordó temas sobre el recogimiento en la naturaleza, sobre el pacifismo, la amistad y el amor universal, en poemas como Mi paseo solitario en primavera , que trata sobre el desengaño del amor. Su poema Elogio de un carpintero llamado Alfonso se considera, quizás exageradamente, un precedente del socialismo español, y su Escuela del sepulcro refleja el desengaño y el nihilismo que culminaría en el pleno romanticismo de Espronceda.
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