¿Cuáles son las diferentes rimas que puede contener un poema?
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Seguimos ahondando en la métrica de las poesías, tras el artículo en el que os hablábamos de «la métrica de un poema, el verso y sus medidas» como «Las licencias métricas de un poema» hoy nos vamos a centrar en la rima de un poema.
¿Qué es la rima?
La rima es lo que verdaderamente da vida a un poema, es el ritmo que contienen los versos que, una vez que el lector los lee todos seguidos, le produce una sensación de musicalidad.
Para que podamos afirmar que un poema tiene rima nos tenemos que fijar en la última palabra de cada uno de los versos. Estas palabras tienen en común que repiten ciertas letras o sílabas con una acentuación similar, que es lo que origina esa sensación de ritmo.
Dentro de la rima podemos encontrar dos tipos muy diferenciados, rima asonante y consonante, aunque también tenemos que mencionar que hay versos que no contienen rima y no por ello dejan de ser poemas.
Rima asonante o parcial
La rima asonante puede ser más difícil de ver en un poema escrito o de intuir para el lector cuando lo escucha, pero seguirá notando esa musicalidad al leer cada estrofa.
Esta rima consiste en que son únicamente las vocales las que coinciden en la última palabra de cada verso, después de la silaba tónica (la última sílaba acentuada). Esto lo podéis ver claramente con un ejemplo:
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas. (…)
Federico García Lorca – «Romance sonámbulo»
Rima consonante o total
La rima consonante consiste en la repetición de vocales y consonantes tras la última sílaba acentuada de cada verso.
Es una rima compleja de conseguir para el escritor, pues no puede dejar simplemente vagar su pluma y escribir tanto como le dicta el corazón, si no que tiene que pensar en mantener una rima total en cada estrofa.
Con este ejemplo creo que os va a ser muy sencillo ver cómo es este tipo de rima y que cuidados son estos versos de Espronceda ¿notáis la musicalidad?
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín. (…)
José de Espronceda – «Canción del pirata»
Versos sin rima
Versos sueltos
Como habréis comprobado durante la lectura de algún poema que haya caído en vuestras manos, hay versos que se quedan sin rima dentro de una estrofa mientras que el resto de los versos que la conforman si contienen su rima, pues bien, a éstos se los denomina como versos sueltos.
Si nos fijamos en el ejemplo que os ponemos a continuación, es el último verso el que no contendría ningún tipo de rima:
Son tantos los momentos soñados,
tantos días ansiando tus abrazos
que la espera se me ha hecho eterna.
Versos blancos
En los poemas también podemos encontrarnos los versos blancos, que se caracterizan por tener una métrica regular que se ajusta al resto de los versos pero carecen de rima.
Esta corona, adorno de mi frente,
esta sonante lira y flautas de oro
y máscaras alegres que algún día
me disteis, sacras musas, de mis manos
trémulas recibid, y el canto acabe.
Leandro Fernández de Moratín
Verso libre
Por último, nos encontramos el verso libre que, tal y como su nombre indica, está libre de las normas métricas que hemos ideo describiendo porque no hay una medida fija ni una rima que deba de cumplirse, las estrofas no tienen porqué ser siempre las mismas. Es la libertad hecha poesía.
Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro temeroso viaje está hecho;
el buque tuvo que sobrevivir a cada tormenta, el premio que buscamos está ganado;
el puerto está cerca, escucho las campanas, todo el mundo está exultante,
mientras siguen con sus ojos la firme quilla, el barco severo y desafiante:
Pero ¡Oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
oh, las lágrimas se tiñen de rojo,
mi Capitán está sobre la cubierta,
caído muerto y frío. (…)
Walt Whitman – «Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!»